En un deporte como el pádel, en el que la dinámica puede cambiar rápidamente y la presión mental se hace sentir con rapidez, la mentalidad puede marcar la diferencia entre una victoria sólida y una derrota frustrante. Ahí es donde entra en juego el mindfulness, no como una palabra de moda, sino como una auténtica herramienta de juego que cada vez más jugadores están adoptando.

La atención plena en el deporte tiene que ver con la conciencia, la concentración y la regulación emocional. Se trata de ser capaz de darse cuenta de cuándo aparecen los nervios, cuándo empieza a aumentar la frustración o cuándo la concentración empieza a decaer, y de tener herramientas para restablecerla. Técnicas como la respiración controlada, las rutinas breves de visualización y la permanencia entre puntos han demostrado sus beneficios, desde la mejora del rendimiento hasta el disfrute general.

Respira hondo unas cuantas veces antes de servir. Imagina tu objetivo antes de golpear. Fíjate en la posición de los pies, en tu lenguaje corporal, en tu nivel de energía. Estos microajustes pueden cambiar el ritmo de un partido y mantenerle con los pies en la tierra, especialmente en esos momentos en los que el marcador está apretado o la presión es alta.

Incluso los atletas profesionales de todos los deportes están incorporando el entrenamiento de mindfulness a sus rutinas. Y es que, en igualdad de condiciones técnicas, el jugador con la mente más tranquila y clara suele salir vencedor. Pero, ¿la verdadera ventaja? Empiezas a disfrutar más del juego. Eres menos reactivo, estás más presente y sintonizas mejor con la experiencia, no sólo con el resultado. Esto por sí solo puede transformar tu forma de enfocar el pádel, tanto a nivel competitivo como informal.

Así que la próxima vez que entres en la pista, trae tu raqueta y tu aliento. Te sorprenderá lo lejos que puede llevarte un poco de presencia.